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Un miércoles de abril 2021, a un año de la pandemia.

Liz está en su trabajo, son alrededor de las 10 de la mañana, recibe una llamada de su sobrina Laura.

Lau-  Hola tía, oye te quería decir que mi abuelito, no ha regresado a casa.

Liz.- da un sobresalto en su silla, se le pasa a caer la taza de café, de la que estaba tomando un sorbo, ¿cómo qué no ha regresado? ¿Y ya le hablaron a su teléfono, si lo llevó verdad? ¿A dónde fue?

Lau.- Si lo llevó tía, no contesta, se fue a la ciudad a comprar materia prima para urdir las hamacas.

Liz.- ¿y a qué hora salió ayer?

Lau.- se fue tempranito a las 8.00 am

Liz.- ¿Y ya le preguntaron a Chepo?  (El chofer de la Van que traslado al papá a la ciudad)

Lua: si, dice que se bajó en el paradero, allí fue la última vez que lo vio.

Liz: ¿y cómo está mi mamá? 

Lau.- pues está muy angustiada, tiene miedo que le haya pasado algo.

Liz.- pues sí, hay que estar pendiente de ella por su presión.

Lau: si tía, mi mamá esta con ella y doña Jazmín la vecina de la vuelta.

Liz ya inquieta decide pedir permiso para salir del trabajo, siente que es su deber ayudar en la búsqueda de su papá, ella está en la ciudad y es más fácil hacer dicha búsqueda.

A las 11 am aproximadamente, sale y llama a la policía, pero como no han pasado 48 hras le dicen que tiene que esperar el tiempo reglamentario, cabe aclarar que el papá tiene más de 60 años.  (Sí, yo también me pregunto ¿qué hacia fuera de casa? ya que debido a la pandemia “se supone”  debía permanecer en su hogar).

A esa hora su hermano Oscar que también trabaja en la ciudad, va por ella, para ir al hospital donde llevan a los heridos por accidente, o que recogen si hay alguna riña.

Oscar.- Vamos al hospital Olay a ver si no está allí.

Liz.- esperemos que sí, porque llamé y me dijeron que no hay nadie con su nombre, pero hay una sección de desconocidos

Los hermanos llegan  a dicho hospital y preguntan por su papá, dando las señas de él, pero les dicen que no hay nadie con esas características.

Muy preocupados deciden publicar en las redes la desaparición de su papá, para esto le piden a la sobrina que lo haga en su muro y ellos comparten en el suyo.

Aquí inicia otra micro aventura, las redes son una paradoja, así como construyen, también destruyen. Así como se viralizan malas o falsas noticias también puede servir para difundir buenas noticias o solicitudes de ayuda.

En efecto a los minutos de publicado por la sobrina y compartido por Oscar y Liz, esto se fue replicando y multiplicando en cuestión de minutos.

Aproximadamente a las 16 hrs, Oscar recibe una llamada, voz de una señora:

-          Hola, llamo por la publicación en el face, ¿con quién hablo?

Oscar.- Buena tarde, habla con Oscar, la escucho, ¿cómo se llama usted?

-          Soy doña Paty, le hablo por qué me parece que reconozco al señor de la publicación, ayer lo tiraron de un taxi, a media calle de aquí, estaba desmayado, uno de los vecinos llamó  a la policía, llegó una ambulancia y se lo llevó, estaba vivo pero no estaba consiente.

Oscar.- ¿Dónde fue eso señora? ¿Cómo a qué hora?

-          Aquí en la colonia Loma Bonita cerca del Aeropuerto, fue ayer martes como a la 1 de la tarde, porque estaba regresando de comprar mis tortillas.  Varios vecinos lo vieron ya tirado pero don Chel y yo vimos que un taxi lo aventó.

Oscar.- Muchas gracias, doña Paty, ¿de dónde era la ambulancia?

-          Creo era del Olay, allí escuchamos que lo llevarían, porque parece ser que no tenía identificación.

Oscar.- Muchas gracias doña Paty.

-          Espero que lo encuentren, don Oscar.

Oscar le dice a Liz, pero ya habían acudido a ese hospital, asi que emprenden el recorrido por otros hospitales y la cruz roja, entre llamadas y visitas directas.

Llega la noche, muy cansados y sin éxito para encontrar a su padre, deciden regresar a casa. 

Al llegar, su madre se encuentra angustiada, ya sería la segunda noche sin saber nada de su marido.

Liz decide quedarse a dormir en casa de su madre para acompañarla, sin embargo el problema es muy angustiante y solo duerme unas pocas horas, más por cansancio.

Al amanecer del jueves, llega nuevamente su hermano y se une su cuñada, quien les dice: vamos al Olay.

Liz.- Pero ayer fuimos y nos dijeron que no había nadie con esas señas.

La cuñada.-  Vamos, allí llevan a los que no logran identificar, vamos a hacer un intento más.

Los tres viajan de regreso a la ciudad, llegan al hospital Olay.

Liz localiza a un trabajador social y le explica nuevamente, pero ahora le da la información que ya sabe de la señora Paty con la que habló su hermano.

Trabajador Social.-  Puede ser el señor que trajeron el martes en la tarde, pase usted, le voy a llevar al área donde está esa persona, pero por favor rápido porque ya pasó la hora en que pueden entrar los familiares.

Liz.- muchas gracias, se lo voy a agradecer, estamos muy preocupados y desesperados por la situación.

El trabajador social guía a Liz a través de un pasillo, en el que por ambos lados hay personas en cama, hasta que llegan a una, en la cual hay un hombre, en malas condiciones, ella se acerca, al principio no lo reconoce, hasta que lo observa muy bien y si, es su padre.

Liz.- Si es, es mi papá, bendito sea dios, muchas gracias, si es, ¿qué debo hacer? ¿Cómo está? No lo veo bien, ¿qué dice el médico? O sea que ¿desde el martes está aquí?

Trabajador Social.- Tranquila, ahora buscamos al médico, debe estar por aquí.  Probablemente ese día no la dejaron pasar, porque algunos compañeros tienen miedo de que les llamen la atención, pero pues algunas veces hay que arriesgarse.

Liz.- Muchas gracias.

El trabajador social se aleja para buscar al médico y Liz se queda a un lado de la cama, viendo a ese hombre que se ve tan mal y no puede creer que sea su papá, pero si lo es. Le salen las lágrimas de la tristeza, pero al mismo tiempo se siente aliviada de ya haberlo encontrado.

Se acerca el trabajador social con el médico y lo deja con Liz.

Liz.- Doctor, soy la hija de este señor, se llama Luis, puede usted decirme ¿qué tiene? Desde el martes en la tarde está aquí.

Médico.- Buena tarde, doña Liz, efectivamente desde el martes está aquí, está muy mal,  lo trajeron desmayado, lo hemos mantenido vigilado, pero que bueno que está usted aquí, para tomar decisiones acerca de lo que vamos a hacer. Lo debemos intubar, necesito su permiso.

Liz.- Pero ¿es necesario? ¿Puedo llamar a un doctor de donde trabajo?, es que trabajo en una clínica privada. Por favor doctor.

Médico.- claro que sí, adelante, no hay problema.

Liz se comunica con el médico de su trabajo, quien por cierto es un doctor muy reconocido en este tipo de casos. Ella le cuenta la situación y el doctor Paul pide hablar con el médico del Olay.

Ambos doctores platican brevemente acerca del caso y le regresa el celular a Liz.

Doctor Paul.- Liz hay que sacar inmediatamente a tu padre de allí y traerlo a la clínica, solo que te comento, si es un riesgo muy alto, pero también es un riesgo igual que se queda allí ya que no cuentan con todos los insumos ni le pueden hacer los estudios que se requieren a la brevedad. Es tu decisión Liz.

Liz.- Gracias doctor, deme unos minutos y le marco.

Ella decide consultarlo con su hermano, no tienen mucho tiempo, el tiempo es un factor que no juega a su favor.  Llevarlo a la clínica implica un gasto que no saben a cuánto podría ascender, pero es más probable que le pueda ayudar a su recuperación, dejarlo no implica gasto, pero debido a las condiciones más precarias, es más difícil su sobrevivencia.

Al final deciden llevárselo.

Pasan los días y poco a poco el papá de Liz se va recuperando, después de varios estudios, de medicamentos aplicados, parece que fue una sabia decisión.

En cuanto a los gastos, tuvieron que hacer préstamos, rifas y una serie de actividades para juntar el dinero y pagar.

Todo valió la pena, hoy don Luis está sano y salvo en su casa. 

¿Qué le paso? Solo recuerda que iba a entrar a comprar a la tienda, eso es todo lo que recuerda, lo que paso después es un misterio, tal vez su mente no quiere recordar, el doctor les pidió no presionarlo con el tema. 

Algún día se sabrá y espero poder relatarlo.

El relato anterior, es verídico, pasó en nuestra ciudad, tengo permiso para relatarlo, solo por cuidado y respeto a las personas, cambié los nombres.

Por favor, cuando salgan, lleven consigo  alguna credencial de identificación, aunque se la pudieron haber robado, en este caso, no fue así, por descuido o negligencia, don Luis, no suele usarla.

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