¿Quieres llegar a viejo?



Dice un refrán que el que escucha consejo llega a viejo.

Y es que en mucha ocasiones resulta ser un buen refrán, pero no en todas, hay sus muy honradas excepciones, la cuestión está en saber diferenciarlo y aquí es cuando se complica el asunto, ¿cuándo si escuchar y seguir un consejo y cuándo no?

Hablare de un ejemplo para aclarar el punto:

Lupita y Jacinto, se conocieron gracias a una pareja de amigos mutuos, estos amigos los presentaron en una reunión de navidad que hicieron en su casa, hace ya algunos años.

Realmente Lupita y Jacinto al principio no se cayeron bien, a ella le pareció que él era muy pesado y prepotente. El consideraba que ella tenía algunos defectos que debía cambiar.

Sin embargo al paso de unos meses, sus amigos los volvieron a invitar a otra reunión y allí platicaron un poco más, aparentemente se sintieron mejor, comenzaron a salir, se hicieron novios y dos años después se casaron.


Jacinto comenta que el matrimonio al principio comenzó con algunos conflictos, algunas desavenencias y dificultades, él comenta que en mucho se debe al “consejo” que siguió de un amigo, leamos:

- Como mi amigo tenia algunos años de casado, pensé en escucharlo y luego en seguir su consejo, ya que por su experiencia de matrimonio, sin duda tenia autoridad en lo que me dijera, además pues el llevaba ya varios años con un aparentemente matrimonio exitoso.
Él me dijo que fuera muy muy claro en sentar las bases de lo que quiero y no en mi relación, las expectativas que tenía y listo, esto sin duda, haría que mi matrimonio estuviera desde un inicio muy bien.
Por supuesto seguí el consejo y la verdad nuestro matrimonio fue un constante pleito, al grado de pensar en el divorcio porque ya se estaba volviendo caótico y no iba para ningún lado.
Hasta que un día me decidí a hablar con Lupita, ella también me externo que estaba siguiendo consejo de otra amiga casada.

Sacamos en conclusión que ninguno de los dos estaba haciendo lo que nuestro cerebro y corazón querían, ambos por estar siguiendo consejos de amigos que sin duda nos apreciaban, pero que eran sus experiencias y que a lo mejor a ellos les funcionaba pero era claro que a nosotros no.

Lo anterior es muy común, muchas veces por no saber qué hacer o por esperar que alguien más valide nuestras ideas o decisiones, recurrimos a amigos solicitándoles su opinión, aprobación o su consejo

En casi todas las ocasiones los amigos te dan sus opiniones, consejos o sugerencias y lo hacen la mayoría de las veces de buena fe, pero no hay que olvidar y siempre tener presente que dichos consejos vienen de su propia experiencia, de su vivencia, y de “cómo les fue en la feria”, pero eso es precisamente lo que hay que tener siempre muy en cuenta:

Es su propia experiencia no es la tuya ni la de tu pareja ni la de tu propia relación. 

En tu relación convergen historias distintas, caracteres diferentes, actitudes distintas, por lo tanto escuchar un consejo es como un parámetro pero no siempre hay que seguirlo al pie de la letra ya que lo que para unos es funcional para otros no lo es.

Los amigos tienen su propia experiencia pero no tienen tú experiencia así que no es malo escuchar, pero se debe valorar muchas cosas antes de seguir cualquier consejo bien intencionado que recibamos, en caso dado que lo sigas y no funciona, analiza y corrige no te claves en persistir en algo que sin duda a ti no te aplica.

Y no es que el refrán sea incorrecto, simplemente no se puede aplicar para todo, hay que también reflexionar y tomar una decisión.

Pero sobre todo y lo más importante, responsabilizarte de la decisión que tomes sin culpar a otra persona.

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