Manuel y Rosy, acuden a una charla que impartí en días pasados y al terminar la misma se acercan para contarme y preguntarme acerca de una inquietud que ambos tienen, Rosy conoció a una persona (Ruben) y le atrae, incluso salió con esa persona a cenar (por supuesto en compañía de otros compañeros de trabajo) y la paso sensacional (según sus palabras), al enterarse Manuel de esta situación y enojado le pregunta que si se acostaría con el, a lo que Rosy le responde de que en vista de que la relación no anda bien entre ellos, existe la posibilidad de que sí. Esa noche, Manuel y Rosy tienen un momento sexual con mucha pasión y muy intensa, a partir de allí y durante la siguiente semana renace esa vida sexual que andaba mal, sin embargo siguen peleando y discutiendo por cosas mínimas y sin relevancia, es decir desde que amanece hasta que anochece, la relación NO es muy satisfactoria, pero llegada la noche y la hora de dormir, se entregan a una relación sexual altamente satisfactoria, la inquietud de ellos es: ¿qué sucede si en su concepto previo “si el sexo funciona, todo lo demás debe funcionar”, cómo resolver que su creencia no se está cumpliendo?
Un mito más
La inquietud de Manuel y Rosy, es muy común, el mito es que se piensa que una relación sexual satisfactoria o muy intensa es casi garantía de que todo lo demás en la pareja va a funcionar de manera armoniosa, pero si bien es cierto que deben ir correlacionados la satisfacción sexual, con la satisfacción emocional, conyugal y personal, etc, no necesariamente esto siempre se da de esa manera y no es garantía de que las otras dimensiones de la relación funcionen adecuadamente.
La relación sexual es un factor muy importante pero NO es el único factor ni tiene la misma prioridad para todas las parejas.
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