Cuando uno es joven ve la jubilación como algo muy lejano, pero a los 52 años, lo ves ya como algo que no es tan lejano.
Y hay algunas personas que por el tipo de organización donde laboraron se jubilan a una edad más temprana, como el caso de mi cuñada que a los 44 años se jubiló.
Recientemente conozco el caso de una gran amiga y colega que se jubiló a los 53 años, vivimos de cerca las amigas cercanas su proceso e incluso la acompañamos a su ultima checada, emotivo, muy emotivo, como lo vi y sentí, supongo no se acerca en nada a lo que ella vivió y sintió, pero es algo así como querer ya dejar la rutina, el desgaste, el cansancio pero a la vez NO querer dejar nada de eso, sentimientos encontrados entre querer dejar de ir a trabajar y no querer dejar ese espacio vital, ese escritorio y sus cajones, los adornos que hacen agradable el lugar de trabajo, la computadora, a los compañeros de trabajo, en fin una cantidad de emociones y sensaciones extraordinarias.
Me imagino que el primer paso que se da en este proceso es tomar la decisión de jubilarse, eso debe llevar días y noches de insomnio (tal vez), pero una vez ejecutada la acción, creo que lo que sigue es también muy interesante…después de… ¿qué sigue? ¿Qué hago? ¿A qué me voy a dedicar? ¿Qué hago con el tiempo “libre”? Y es que la jubilación muchas personas lo asocian con “ya seré un inútil” “no voy a ser productivo ya”, cuando la jubilación muchas veces es el inicio de una nueva etapa, una etapa en donde tal vez:
1) Te puedes dedicar a una actividad que más te gusta, durante mayor tiempo (pintar, tejer, tocar un instrumento, cocinar) en fin.
2) Puedes dedicarte a pasar más tiempo con la familia o los amigos o viajar.
3) Puedes poner ese negocio tranquilo sin que te lleve sobresaltos, ese hobie que se puede volver algo redituable.
En fin la jubilación NO debe ser sinónimo de depresión, con la jubilación NO se acaba la vida, ni la utilidad de un ser humano, al contrario, es la época de invertir el tiempo en las cuestiones que se han dejado de hacer precisamente por tener un horario rutinario, saber que se cuenta con la capacidad para llevar a cabo actividades que son muy útiles aún en la vida propia y de otros seres humanos.
Mi amiga sí que está disfrutando su jubilación ya que ahora de manera independiente da talleres y cursos a maestros en formación o actualización, viaja, se levanta ya no tan de madrugada, hace ejercicio, en fin, una serie de actividades que no le dan tiempo a la depresión.
Por supuesto también la jubilación tiene mucho que ver con la salud, en ¿cómo llegas de salud a ese momento? Por eso es importante cuidarse en el trayecto de la vida, comer sano y equilibrado, hacer ejercicio, dormir las horas suficientes, vivir con una actitud positiva, de amor a la vida, entre otras cosas, para que en la medida de lo posible se pueda disfrutar ese tiempo lo mejor posible, lo menos que debemos permitir es que la depresión de apodere de la persona jubilada.
Jubilación NO es sinonimo de depresión.
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