Lo que voy a relatar decidí tomarlo como un aviso de la vida, para hacer un alto, algo extraño a mis 51 años, pero tal vez necesario, la vida es sabia y el cuerpo también.
Hoy miércoles 23 de agosto (cumpleaños de mi ahijada) , hoy hace exactamente 2 semanas, el miércoles 9 de agosto ingresé a urgencias del hospital conocido como T1 para una operación de emergencia, una operación quirúrgica del apéndice, una cirugía inesperada como casi todas las del apéndice (eso creo), una experiencia más pero única y llena de aprendizajes.
La historia inicia 15 días atrás (22 de julio), cuando tuve cierto malestar estomacal, pero nada según yo de que preocuparse, uno más de tantos malestares estomacales que se presentan en la vida, pasan esos 15 días y el domingo se me antoja comer (cosa rara en mi) unos taquitos de lechón (desayuno típico dominical de muchos yucatecos), a dichos tacos le añadí una copiosa cantidad de cebolla roja que me dieron en donde compré el desayuno, a las 2 horas ya sentía que me ardía el esófago y me dolía un poco el estómago, se lo atribuí a los tacos por supuesto, no almorcé, no cené, debido a la indisposición que sentía, dormí mal, con algo de temperatura, pero al día siguiente lunes, me levanté, me bañé y salí al trabajo ya que tenía una importante junta en la oficina (ese día no hice mi caminata matutina) ahh y tampoco desayuné, ante de entrar a junta pasé con el médico de la empresa a consultar, el doctor muy amable como siempre me atendió y me dio medicamentos para el dolor, los cuales tome inmediatamente y me dirigí a mi junta, la cual se terminó una hora y media después. Seguí mi rutina del día y después de una hora, el dolor regresó a mí, nuevamente me sentí mal y le solicite a mi jefe permiso para retirarme, no olvido que me dijo: “claro que te puedes ir, anda a tu casa a acostarte, tienes cara de dolor”. Pero claro que me fui a casa, no sin antes pasar a una farmacia a comprarme un suero ya que quería prevenir deshidratarme, al llegar a casa, pareciera que mi cama me hablaba, permanecí acostada 2 horas, me tome otra pastilla que el doctor me había dado y el dolor no me abandonaba, una hora más el dolor se intensificó y decidí pedir ayuda para que me lleven al hospital ya que a esas alturas no tenía fuerza para manejar mi auto.
Mi primer ángel
Una amiga me hizo el favor de llevarme a urgencias para esto ya eran las 16 hrs, en ventanilla me pasaron bastante rápido al área de atención con una doctora muy amable, ella me hizo las preguntas que supongo son de protocolo pero que a mí me estaban desesperando por el dolor, posteriormente me “aplicaron una potente inyección para el dolor”, la cual me haría efecto en media hora, según el enfermero que me inyectó, yo sentí que sería una eternidad ese tiempo, en fin, regresó a casa y ahora si a acostarme, ya el dolor efectivamente había disminuido. Sin embargo mi amiga me dijo:- creo que debes hacerte un ultrasonido, para descartar cualquier cosa,
- creo que exageras (yo sinceramente nunca voy al doctor, ni soy de enfermarme)
Bendita sea y hoy agradezco su terquedad, me hizo cita en una clínica para que me realicen dicho estudio, así que media hora después me dice:
- Ya hice cita para que mañana a las 9.00 hrs te hagan tu ultrasonido y no puedes dejarme mal.
- Ante semejante situación solo pude decir Ok, gracias, avisare a mi trabajo que llegaré tarde (no tenía ni fuerza para discutir y algo dentro de mi decía que era conveniente hacer caso, después de dos días de dolor y sin comer, acepte de manera consiente)
Al día siguiente ya martes, sigo sintiéndome débil y amablemente los papás de mi amiga me llevan para dichos estudios. Por la cara de la técnica algo no anda bien, llama a un doctor y él también pone cara de “esto no está bien”, el doctor me dice:
- Es urgente que te hagas análisis de sangre, cruza y te los haces por favor.
- Ok, (esto ya me hizo sentir inquieta, pero seguí las instrucciones y me hice los análisis de sangre)
Pues bien los resultados salían hasta las 17 hrs, sin embargo los resultados preliminares del ultrasonido me los comentaron vía telefónica (para todo esto ya estaba en casa de mi hermano, había decidido NO ir a trabajar) y estos no eran nada agradables: el apéndice estaba “choncho”, es decir estaba muy inflamado. Por la situación hablé con dos amigas que sabían del tema: una por ser enfermera y otra por haber pasado por una laparoscopía de apéndice hacia aproximadamente 15 días. Ambas me recomendaron acudir al doctor de nuevo y obedientemente lo hice pero tal vez me precipite, ya que no espere los resultados y al acudir nuevamente a mi doctor familiar en la clínica del IMSS no me creyeron además que no presentaba los signos de una paciente con probable apendicitis y la doctora me diagnostico ahora “colitis espástica”, dándome otros medicamentos los cuales por supuesto ingerí. Ya llevaba a estas alturas tres tipos diferentes de medicamentos en dos días.
Los resultados ya estaban listos a las 16 hrs, el reporte del ultrasonido y el reporte de los análisis de sangre, mi amiga hizo el favor de entregármelos, yo ya estaba cansada de tanto ajetreo, doctores y clínicas, así que decidí terminar el día y dormir temprano, al menos ya había comido una gelatina.
Mi segundo ángel
- Ya hice cita para que mañana a las 9.00 hrs te hagan tu ultrasonido y no puedes dejarme mal.
- Ante semejante situación solo pude decir Ok, gracias, avisare a mi trabajo que llegaré tarde (no tenía ni fuerza para discutir y algo dentro de mi decía que era conveniente hacer caso, después de dos días de dolor y sin comer, acepte de manera consiente)
Al día siguiente ya martes, sigo sintiéndome débil y amablemente los papás de mi amiga me llevan para dichos estudios. Por la cara de la técnica algo no anda bien, llama a un doctor y él también pone cara de “esto no está bien”, el doctor me dice:
- Es urgente que te hagas análisis de sangre, cruza y te los haces por favor.
- Ok, (esto ya me hizo sentir inquieta, pero seguí las instrucciones y me hice los análisis de sangre)
Pues bien los resultados salían hasta las 17 hrs, sin embargo los resultados preliminares del ultrasonido me los comentaron vía telefónica (para todo esto ya estaba en casa de mi hermano, había decidido NO ir a trabajar) y estos no eran nada agradables: el apéndice estaba “choncho”, es decir estaba muy inflamado. Por la situación hablé con dos amigas que sabían del tema: una por ser enfermera y otra por haber pasado por una laparoscopía de apéndice hacia aproximadamente 15 días. Ambas me recomendaron acudir al doctor de nuevo y obedientemente lo hice pero tal vez me precipite, ya que no espere los resultados y al acudir nuevamente a mi doctor familiar en la clínica del IMSS no me creyeron además que no presentaba los signos de una paciente con probable apendicitis y la doctora me diagnostico ahora “colitis espástica”, dándome otros medicamentos los cuales por supuesto ingerí. Ya llevaba a estas alturas tres tipos diferentes de medicamentos en dos días.
Los resultados ya estaban listos a las 16 hrs, el reporte del ultrasonido y el reporte de los análisis de sangre, mi amiga hizo el favor de entregármelos, yo ya estaba cansada de tanto ajetreo, doctores y clínicas, así que decidí terminar el día y dormir temprano, al menos ya había comido una gelatina.
Mi segundo ángel
Amanece miércoles y pretendo ir a trabajar, el malestar ya disminuyó pero durante la noche no dormí muy bien, leo los reportes, no entiendo nada por supuesto, me baño, algo en mi interior me decía, que esos resultados señalaban algo importante, por lo que decido enviarle un mensaje a mi vecina que vive justo frente a mi casa, ya que su marido es doctor. (7.15 am)
- Buen día, ando preocupada por los resultados de unos estudios que me hicieron ayer, será que tu marido pueda leerlos y decirme su opinión.
- Claro que sí, tómales una foto y envíamelo por whats (bendito whats)
- Buen día, ando preocupada por los resultados de unos estudios que me hicieron ayer, será que tu marido pueda leerlos y decirme su opinión.
- Claro que sí, tómales una foto y envíamelo por whats (bendito whats)
1 minuto después
- ¿Estás bien?
- Sí, no dormí muy bien, pero ahora me voy a trabajar
- No te puedes ir a trabajar, cruzamos a verte en 10 minutos.
- Ay Dios, pensé, pues creo que si esta algo mal lo que tengo
A los 10 minutos llegan a mi casa y el doctor me dice:
- me puedes relatar desde cuando te sientes mal y ¿cómo es que te realizaste esos estudios?
Y va de nuevo el relato anterior para poner en contexto al que es mi segundo ángel en esta aventura.
Una vez terminado mi relato, me dice:
- Ahora no te ves mal, ni presentas signos de una persona con apendicitis por todos los medicamentos que has tomado, eso ha enmascarado el dolor que deberías estar sintiendo.
- Si la verdad el dolor que sentí el lunes no se compara con el malestar de anoche.
- Muy bien pues te vas a urgencias de tu clínica en este momento para que te canalicen a la T1 (así se llama el hospital del IMSS)
- Ok, voy a llamar a mi hermano para que venga por mí
- ¿Dónde vive tu hermano?
- Como a 15 minutos de aquí.
- No hay tiempo….mira a su esposa y le dice, ¿puedes llevarla?
- Claro que si, voy por allá
- Listo, te vas con ella y le avisas a tu hermano, porque vas a necesitar que te lleven luego a la T1.
- Ok,ok, muchas gracias (estaba entre aturdida y a la vez atenta a lo que estaba pasando)
A todo esto debo comentar que el doctor habló con alguien de urgencias de la clínica donde debía consultar, para solicitar que me atendieran pronto ya que era un caso de apendicitis aguda y gracias a eso la atención fue más ágil.
Efectivamente de la clínica, me canalizan a la T1, mi hermano me lleva hacia allá, durante el camino envío mensaje a mi trabajo y a unas amigas (mis muy queridas amigas del grupo de facultad), llegamos, me deja en la puerta, el guardia muy amable después de escuchar de donde me envían y a que me envían, me pide seguir la línea roja pintada en el suelo sin desviarme, la verdad fueron tan claras sus instrucciones que llegue directo al área correspondiente. Me reciben unos muy jóvenes residentes, los cuales me ven, leen la hoja que me dieron para entregar y me vuelven a mirar de manera incrédula, en fin, espero, me envían para que me tomen una radiografía, vuelvo a sentarme a esperar, alguien le entrega la placa, uno de los chicos la mira, se la muestra a los otros dos y deciden pasarme con otro chico residente y una doctora, ellos nuevamente me hacen todas las preguntas del protocolo que supongo deben hacer (2ª vez en el día que respondo), analizan nuevamente la placa y los reportes del ultrasonido y del análisis de sangre, (por cierto aquí observo que usan para elaborar su hoja clínica una máquina de escribir, woow, creí que ya no existían en ningún lado) entonces deciden ingresarme de manera oficial a urgencias, ahora sí, en la torre, es oficial, si me quedo ingresada, pero antes salgo y le entrego a mi hermano mi bolso, ya que me piden que no debo ingresar con nada. (9.30 hrs.)
- Toma mi bolso por favor, me van a ingresar parece ser que si es el apéndice, espero que me digan que va a pasar.
Y desde ese momento me desconecté del mundo.
- ¿Estás bien?
- Sí, no dormí muy bien, pero ahora me voy a trabajar
- No te puedes ir a trabajar, cruzamos a verte en 10 minutos.
- Ay Dios, pensé, pues creo que si esta algo mal lo que tengo
A los 10 minutos llegan a mi casa y el doctor me dice:
- me puedes relatar desde cuando te sientes mal y ¿cómo es que te realizaste esos estudios?
Y va de nuevo el relato anterior para poner en contexto al que es mi segundo ángel en esta aventura.
Una vez terminado mi relato, me dice:
- Ahora no te ves mal, ni presentas signos de una persona con apendicitis por todos los medicamentos que has tomado, eso ha enmascarado el dolor que deberías estar sintiendo.
- Si la verdad el dolor que sentí el lunes no se compara con el malestar de anoche.
- Muy bien pues te vas a urgencias de tu clínica en este momento para que te canalicen a la T1 (así se llama el hospital del IMSS)
- Ok, voy a llamar a mi hermano para que venga por mí
- ¿Dónde vive tu hermano?
- Como a 15 minutos de aquí.
- No hay tiempo….mira a su esposa y le dice, ¿puedes llevarla?
- Claro que si, voy por allá
- Listo, te vas con ella y le avisas a tu hermano, porque vas a necesitar que te lleven luego a la T1.
- Ok,ok, muchas gracias (estaba entre aturdida y a la vez atenta a lo que estaba pasando)
A todo esto debo comentar que el doctor habló con alguien de urgencias de la clínica donde debía consultar, para solicitar que me atendieran pronto ya que era un caso de apendicitis aguda y gracias a eso la atención fue más ágil.
Efectivamente de la clínica, me canalizan a la T1, mi hermano me lleva hacia allá, durante el camino envío mensaje a mi trabajo y a unas amigas (mis muy queridas amigas del grupo de facultad), llegamos, me deja en la puerta, el guardia muy amable después de escuchar de donde me envían y a que me envían, me pide seguir la línea roja pintada en el suelo sin desviarme, la verdad fueron tan claras sus instrucciones que llegue directo al área correspondiente. Me reciben unos muy jóvenes residentes, los cuales me ven, leen la hoja que me dieron para entregar y me vuelven a mirar de manera incrédula, en fin, espero, me envían para que me tomen una radiografía, vuelvo a sentarme a esperar, alguien le entrega la placa, uno de los chicos la mira, se la muestra a los otros dos y deciden pasarme con otro chico residente y una doctora, ellos nuevamente me hacen todas las preguntas del protocolo que supongo deben hacer (2ª vez en el día que respondo), analizan nuevamente la placa y los reportes del ultrasonido y del análisis de sangre, (por cierto aquí observo que usan para elaborar su hoja clínica una máquina de escribir, woow, creí que ya no existían en ningún lado) entonces deciden ingresarme de manera oficial a urgencias, ahora sí, en la torre, es oficial, si me quedo ingresada, pero antes salgo y le entrego a mi hermano mi bolso, ya que me piden que no debo ingresar con nada. (9.30 hrs.)
- Toma mi bolso por favor, me van a ingresar parece ser que si es el apéndice, espero que me digan que va a pasar.
Y desde ese momento me desconecté del mundo.
Área de Urgencias
Ya ingresada, me siento a esperar, ese tiempo me sirvió para observar y observarme, estaba tranquila, a mi lado y enfrente había gente vendada, con dolor, todos ya canalizados con suero, habían enfermeras, doctores, camilleros, hasta 2 policías que estaban cuidando a un recluso, después de un breve tiempo (ya no supe cuánto tiempo transcurrió entre una y otra cosa, puesto que ni reloj ni celular tenía) me pusieron también suero, un poco complicado para que me busquen la vena pero al fin la encontraron. Llegan 2 chicos (no sé si enfermeros o doctores) y a buscarme otra vena para que nuevamente me saquen sangre, les digo:
- Tengo resultados de sangre de ayer ¿para qué me vuelven a sacar?
- Tenemos que corroborar esos análisis
- Me lleva (esta vez les dio más trabajo buscarme otra vena y me dieron 2 pinchazos en diferente parte del otro brazo)
Y sigue la espera, hice platica con las dos pacientes a mis dos lados, permanecer esas horas allí sentada fue una experiencia muy interesante, pero que no me gustaría repetir, quede incomunicada, no sabía si mi familia sabía algo de mí o que sabían. Pasa un residente y me pide recostarme en una cama que estaba a un lado, me valora, me vuelve a hacer preguntas y me informa que si me van a hacer una cirugía, muy probablemente ese día.
Regreso a sentarme a esperar, se acerca una enfermera para llevarme a que realicen otro ultrasonido, para corroborar mi diagnóstico. Nuevamente la cara de incredulidad de la técnica, ya que llego caminando sin cara de dolor de apéndice, me recuesto en la cama y esta persona tarda en atenderme, pero cuando lo hace a medida que viendo la pantalla, su cara va cambiando, me recuerda a la primera técnica que me hizo el primer ultrasonido, más rápido que flash elabora el reporte de resultados, me acompaña de regreso al área donde estaba y le dice a la enfermera:
- Esta persona tiene prioridad, deben operarla HOY.
- Sí, estamos esperando los resultados de análisis de sangre.
- Pues estén pendientes de que salgan, no esperen a que se los traigan.
Y nuevamente me siento a esperar, respirar y observar. Ya me queda claro que me harían una cirugía, no tenía la menor idea de la hora, hasta que llega una amiga que trabaja allí en otra área que me localiza y pasa a verme, lo cual me imagine eran ya las 14:00 hrs, ella se despide pues inicia su jornada. Todo iba bien en la espera hasta que llega un médico residente y me informa que debido a lo complicado que puede ser la operación debo firmar un documento donde autorizo que sí es necesario me corten un pedazo de colon y me pongan un catéter para drenar, hasta ese momento mi ecuanimidad se desmorono:
- ¿Cómo? ¿Por qué me van a hacer eso?
- Por lo complicado que se ve su caso y la verdad si nos encontramos en esa situación, tendríamos que salir a buscar a un familiar para que firme la autorización, esos son minutos valiosos que podemos perder, en cambio ahora usted y un familiar la firman y si no es necesario NO pasa nada, solo la cirugía normal se le práctica.
- Ok, pueden ir a buscar a mi hermano por favor para que este enterado.
- Si claro.
El quirófano
Pues firmamos mi hermano y yo y en unos minutos más me llevan al quirófano, allí debo esperar otro tiempo más, se me acerca el anestesiólogo y nuevamente me hace sus preguntas de protocolo y me informa:
- Quiero que no se preocupe, la anestesia no será general
- Y ¿Cómo será?
- Pues del abdomen para abajo
- Me explicas por favor
- Le haremos la raquía
- No por favor, a mí no me hagan esa cosa, que me duerman por completo.
- Pero no se preocupe todo va a salir bien, el cirujano ya dio la instrucción que así sea.
- No, conozco gente que le han puesto eso y luego cada cambio climatológico les duele. Dile por favor al cirujano que la paciente solicita sea la normal.
- No se preocupe esos son mitos.
- ¿Te han puesto la anestesia de esa manera?
- No
- Entonces por favor, solo dile al cirujano mi petición y listo, no pierdes nada.
Sigo esperando en camilla, unos minutos que no sé cuántos fueron hasta que me llevan al quirófano, ingreso, me pasan de la camilla a la plancha de operación y en cuestión de segundos siento el tremendo frío que hay, Dios a mí que me gusta el frío pero no en bata y acostada en una plancha igual de fría. Se acerca a mi oído el anestesiólogo y me dice, tu petición fue aprobada, que alivio, la verdad, y es lo último que recuerdo, estar titiritando de frío. 16.30 hrs. (Luego me entere que esta hora es el reporte de mi operación)
Área de recuperación
Abro los ojos, veo un techo, miro a la izquierda, hay gente en camas, miro a la derecha lo mismo y una que parece ser una enfermera, pienso: esto no es el cielo, es el hospital, gracias Dios, seguidamente mi mano izquierda la introduzco debajo de mi bata, tocando lentamente mi abdomen buscando el catéter, recorro mi abdomen de izquierda a derecha y no hay nada, solo una venda donde imagino esta la herida, doblemente doy gracias a Dios y a mi madre, deduzco que no me quitaron nada más que el apéndice. No sé la hora pero debe ser la noche.
El lugar donde estoy se llama área de recuperación y es el espacio donde estamos los pacientes mientras esperamos ser dados de alta o que nos trasladen a piso. Aquí permanezco esa noche miércoles, dormí sin problema, el jueves en la mañana vuelvo a comer algo y conozco y uso (porque no queda de otra) el famoso cómodo que es más incómodo que nada, no se a quien se le ocurrió el nombre de cómodo, durante el jueves a esperar nuevamente que se desocupe alguna cama de piso, hasta que por fin a las 16.30 hrs me avisan que ya hay cama, pero no hay camillero que me lleve, ¡qué cosas!, así que a esperar y a las 17.30 hrs al fin me trasladan a piso, llegando veo a mi sobrina y a una amiga esperándome, ¡qué alegría me dio verlas!.
Área de piso
Y allí estuve esa noche del jueves, en piso, pasaron cantidad de residentes a preguntarme lo mismo, 2 nutriólogas, 1 trabajadora social y los enfermeros respectivos del área.
Viernes en la mañana me dicen que ese día me pueden dar de alta (en el fondo lo que necesitan son camas), pero de acuerdo al protocolo debía cumplir 2 requisitos: comer y caminar. Pues a comer se ha dicho…en cuanto a caminar era algo menos sencillo pero lo logré y a las 16.30 del viernes vámonos a casita, adiós hospital.
La salida
El trayecto del cuarto al auto fue increíblemente lento, si competía contra una tortuga sin duda me ganaba. Llegar a casa de mi hermano fue maravilloso y a iniciar mi recuperación para reincorporarme a mis labores en 27 días.
Ya ingresada, me siento a esperar, ese tiempo me sirvió para observar y observarme, estaba tranquila, a mi lado y enfrente había gente vendada, con dolor, todos ya canalizados con suero, habían enfermeras, doctores, camilleros, hasta 2 policías que estaban cuidando a un recluso, después de un breve tiempo (ya no supe cuánto tiempo transcurrió entre una y otra cosa, puesto que ni reloj ni celular tenía) me pusieron también suero, un poco complicado para que me busquen la vena pero al fin la encontraron. Llegan 2 chicos (no sé si enfermeros o doctores) y a buscarme otra vena para que nuevamente me saquen sangre, les digo:
- Tengo resultados de sangre de ayer ¿para qué me vuelven a sacar?
- Tenemos que corroborar esos análisis
- Me lleva (esta vez les dio más trabajo buscarme otra vena y me dieron 2 pinchazos en diferente parte del otro brazo)
Y sigue la espera, hice platica con las dos pacientes a mis dos lados, permanecer esas horas allí sentada fue una experiencia muy interesante, pero que no me gustaría repetir, quede incomunicada, no sabía si mi familia sabía algo de mí o que sabían. Pasa un residente y me pide recostarme en una cama que estaba a un lado, me valora, me vuelve a hacer preguntas y me informa que si me van a hacer una cirugía, muy probablemente ese día.
Regreso a sentarme a esperar, se acerca una enfermera para llevarme a que realicen otro ultrasonido, para corroborar mi diagnóstico. Nuevamente la cara de incredulidad de la técnica, ya que llego caminando sin cara de dolor de apéndice, me recuesto en la cama y esta persona tarda en atenderme, pero cuando lo hace a medida que viendo la pantalla, su cara va cambiando, me recuerda a la primera técnica que me hizo el primer ultrasonido, más rápido que flash elabora el reporte de resultados, me acompaña de regreso al área donde estaba y le dice a la enfermera:
- Esta persona tiene prioridad, deben operarla HOY.
- Sí, estamos esperando los resultados de análisis de sangre.
- Pues estén pendientes de que salgan, no esperen a que se los traigan.
Y nuevamente me siento a esperar, respirar y observar. Ya me queda claro que me harían una cirugía, no tenía la menor idea de la hora, hasta que llega una amiga que trabaja allí en otra área que me localiza y pasa a verme, lo cual me imagine eran ya las 14:00 hrs, ella se despide pues inicia su jornada. Todo iba bien en la espera hasta que llega un médico residente y me informa que debido a lo complicado que puede ser la operación debo firmar un documento donde autorizo que sí es necesario me corten un pedazo de colon y me pongan un catéter para drenar, hasta ese momento mi ecuanimidad se desmorono:
- ¿Cómo? ¿Por qué me van a hacer eso?
- Por lo complicado que se ve su caso y la verdad si nos encontramos en esa situación, tendríamos que salir a buscar a un familiar para que firme la autorización, esos son minutos valiosos que podemos perder, en cambio ahora usted y un familiar la firman y si no es necesario NO pasa nada, solo la cirugía normal se le práctica.
- Ok, pueden ir a buscar a mi hermano por favor para que este enterado.
- Si claro.
El quirófano
Pues firmamos mi hermano y yo y en unos minutos más me llevan al quirófano, allí debo esperar otro tiempo más, se me acerca el anestesiólogo y nuevamente me hace sus preguntas de protocolo y me informa:
- Quiero que no se preocupe, la anestesia no será general
- Y ¿Cómo será?
- Pues del abdomen para abajo
- Me explicas por favor
- Le haremos la raquía
- No por favor, a mí no me hagan esa cosa, que me duerman por completo.
- Pero no se preocupe todo va a salir bien, el cirujano ya dio la instrucción que así sea.
- No, conozco gente que le han puesto eso y luego cada cambio climatológico les duele. Dile por favor al cirujano que la paciente solicita sea la normal.
- No se preocupe esos son mitos.
- ¿Te han puesto la anestesia de esa manera?
- No
- Entonces por favor, solo dile al cirujano mi petición y listo, no pierdes nada.
Sigo esperando en camilla, unos minutos que no sé cuántos fueron hasta que me llevan al quirófano, ingreso, me pasan de la camilla a la plancha de operación y en cuestión de segundos siento el tremendo frío que hay, Dios a mí que me gusta el frío pero no en bata y acostada en una plancha igual de fría. Se acerca a mi oído el anestesiólogo y me dice, tu petición fue aprobada, que alivio, la verdad, y es lo último que recuerdo, estar titiritando de frío. 16.30 hrs. (Luego me entere que esta hora es el reporte de mi operación)
Área de recuperación
Abro los ojos, veo un techo, miro a la izquierda, hay gente en camas, miro a la derecha lo mismo y una que parece ser una enfermera, pienso: esto no es el cielo, es el hospital, gracias Dios, seguidamente mi mano izquierda la introduzco debajo de mi bata, tocando lentamente mi abdomen buscando el catéter, recorro mi abdomen de izquierda a derecha y no hay nada, solo una venda donde imagino esta la herida, doblemente doy gracias a Dios y a mi madre, deduzco que no me quitaron nada más que el apéndice. No sé la hora pero debe ser la noche.
El lugar donde estoy se llama área de recuperación y es el espacio donde estamos los pacientes mientras esperamos ser dados de alta o que nos trasladen a piso. Aquí permanezco esa noche miércoles, dormí sin problema, el jueves en la mañana vuelvo a comer algo y conozco y uso (porque no queda de otra) el famoso cómodo que es más incómodo que nada, no se a quien se le ocurrió el nombre de cómodo, durante el jueves a esperar nuevamente que se desocupe alguna cama de piso, hasta que por fin a las 16.30 hrs me avisan que ya hay cama, pero no hay camillero que me lleve, ¡qué cosas!, así que a esperar y a las 17.30 hrs al fin me trasladan a piso, llegando veo a mi sobrina y a una amiga esperándome, ¡qué alegría me dio verlas!.
Área de piso
Y allí estuve esa noche del jueves, en piso, pasaron cantidad de residentes a preguntarme lo mismo, 2 nutriólogas, 1 trabajadora social y los enfermeros respectivos del área.
Viernes en la mañana me dicen que ese día me pueden dar de alta (en el fondo lo que necesitan son camas), pero de acuerdo al protocolo debía cumplir 2 requisitos: comer y caminar. Pues a comer se ha dicho…en cuanto a caminar era algo menos sencillo pero lo logré y a las 16.30 del viernes vámonos a casita, adiós hospital.
La salida
El trayecto del cuarto al auto fue increíblemente lento, si competía contra una tortuga sin duda me ganaba. Llegar a casa de mi hermano fue maravilloso y a iniciar mi recuperación para reincorporarme a mis labores en 27 días.
Adiós a mi apéndice, ese órgano que dicen que no sirve para nada, me dejo aprendizajes y experiencias valiosoas.
Fue todo tan rápido, mi ingreso, la cirugía y mi egreso, una experiencia que la verdad no creí vivir nunca, pero como dicen siempre hay una primera vez y que primera vez, decidí vivir esa experiencia como una aventura, como una invitación de la vida a parar, por alguna razón la vida me dijo: ALTO, a mis casi 52 años y así lo estoy viviendo.
Durante este tiempo fui dependiente de mi familia, yo que soy tan independiente, a dejarme consentir, sin duda reducir mi actividad, estarme quieta es algo en verdad complicado pero solo así podía estarlo (la vida es sabia). Una de las cosas que más me pesan es que mi trote matutino estará suspendida por un tiempo pero ya regresaré, sin duda que regresaré.
Fue todo tan rápido, mi ingreso, la cirugía y mi egreso, una experiencia que la verdad no creí vivir nunca, pero como dicen siempre hay una primera vez y que primera vez, decidí vivir esa experiencia como una aventura, como una invitación de la vida a parar, por alguna razón la vida me dijo: ALTO, a mis casi 52 años y así lo estoy viviendo.
Durante este tiempo fui dependiente de mi familia, yo que soy tan independiente, a dejarme consentir, sin duda reducir mi actividad, estarme quieta es algo en verdad complicado pero solo así podía estarlo (la vida es sabia). Una de las cosas que más me pesan es que mi trote matutino estará suspendida por un tiempo pero ya regresaré, sin duda que regresaré.
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