Ante lo anterior le pregunté: ¿Cómo? No te entiendo ¿puedes darme un ejemplo para que me quede más claro?
Sí, me dice, mira cuando vamos al parque sabe que me gustan las marquesitas, pero no me las compra, ni siquiera me pregunta si quiero comer una, yo le tengo que decir que si no se le antoja comer una marquesita y no entiende la indirecta, algunas veces me contesta que si y otras que no, o sea ¿no sabe que me gustan?
Entendido, lo anterior es bastante común que suceda en una relación, cuando uno de los integrantes de la pareja cree que por llevar tiempo en la misma, la otra persona ya tiene la responsabilidad de saber todo aquello que la otra persona tiene en su cabeza o lo que está sintiendo. Mi respuesta espontanea fue: ¿y por qué no simple y sencillamente le dices, quiero comer una marquesita?
Me parece que más que depositar en la otra persona la responsabilidad de adivinar, debemos tener la capacidad nosotros mismos de saber expresar nuestras necesidades o nuestras emociones.
Si te gusta el blog o el post, compártelo, si tienes dudas,
comentarios o sugerencias contáctame, me dará gusto saber de ti.