¿Qué piensas cuando piensas?




Gente que piensa

Todos los seres humanos poseemos la capacidad de pensar, pero ¿En qué pensamos? ¿Cuánto pensamos? ¿Para qué pensamos? Eh ahí la diferencia. Y es que hay diferentes tipos de gente que piensa.

1) Hay personas hoy en día, que piensan mucho, en exceso diría yo, pero sobre un mismo tema o tópico, giran y giran los pensamientos alrededor de lo mismo.

2) Los hay quienes piensan mucho pero en diversos temas,

3) Hay quienes piensan poco, lo suficiente para sobrevivir

4) hay quienes no les gusta pensar y representa un gran esfuerzo hacerlo, por lo que se ven atraídos por lo trivial

Pero ya sea que se piense mucho o poco, todos en algún momento lo tenemos que hacer.

Pero ¿a que le dedicas tus pensamientos? ¿Sabes que se gasta energía cuando se piensa? La energía que se le dedica a los pensamientos es elevada, así que más vale que lo hagas con mucha productividad.

Las personas que piensan mucho acerca de un tema, que pueden dedicarle minutos y horas a un solo asunto y estar pensando en cualquier lugar donde se encuentren acerca de eso mismo, son los que rayan en la obsesión, lo cual resulta desgastante física, mental y emocionalmente.

¿Sabes que el pensamiento es energía?


Ya de por si la mente es caótica, por lo tanto ponerla en orden requiere de habilidades para ordenar y organizar nuestros pensamientos. Muchas veces decimos: “es que ese asunto NO lo puedo sacar de mi cabeza” ¿Y sabes por qué NO lo puedes sacar de tu cabeza? Pues porque le has puesto toda tu atención al mismo, si tu atención esta clavada en él, le permites que se apodere de ti, así de simple, y si no responde a la siguiente pregunta:

¿Qué sucede cuando un pensamiento NO te interesa?



Simple y sencillamente lo dejas ir ¿o no?, pero hay otros pensamientos que te enganchan y ni siquiera te dejan dormir, de repente te descubres sufriendo un desagradable insomnio y lo único en lo que piensas es en ese pensamiento que te está torturando, pero hare un alto y aquí quiero aclarar que NO es el pensamiento el que te engancha sino que me parece que tú te enganchas a tus pensamientos. Tú puedes y tienes la capacidad de controlar tus pensamientos y no al revés, que ellos te controlen a ti, pero claro cuando se tiene el mal hábito de permitirles que ellos te controlen, como todo los malos hábitos, cambiarlos no resulta fácil pero te tengo una buena noticia: si se puede.

¿Podemos elegir como queremos pensar o que queremos pensar? 

Claro que si, como mencione en un principio, es cuestión de cambiar un mal hábito.


Los pensamientos que invaden nuestro cerebro son de 3 tipos:


  • Pensamientos neutros: son los pensamientos cotidianos, los que ni son negativos ni son positivos, simplemente están allí para cumplir una función: por ejemplo simplemente pensar que vas a comer o que ropa te vas a poner.


  • Pensamientos negativos: estos pensamientos son los que te agotan, te desgastan, te dejan de mal humor, te aíslan, afectan tu salud, tus relaciones contigo mismo y con los demás, te vuelven agresivo, violento, disminuye tu capacidad creativa, aleja la alegría, acerca la tristeza. Siguiendo con el mismo ejemplo: pensar que lo voy a comer me va a hacer mal, no me va a gustar y lo comienzo a sufrir.
  • Pensamientos positivos: Estos pensamientos por lo contrario son pensamientos que generan alegría, entusiasmo, ayudan a que tu buen humor este bien y esto conlleva a mejorar tus relaciones con otras personas y contigo mismo, incluso tu salud se ve beneficiada con este tipo de pensamientos. Ejemplo: pensar que lo que voy a comer es nutritivo, saludable y delicioso y me dispongo a disfrutarlo.

Así que como ves hay tres tipos de pensamiento general que podemos tener de una misma situación, persona o cosa.

Las personas que piensan mucho pero en diferentes temas, por lo general son los que se dedican a diversas actividades, estas personas se desgastan pero por el solo hecho de pensar no porque una misma idea este girando en la cabeza, por lo general son pensamientos diferentes y diversos, no dejan tanto espacio a la obsesión.

Las personas que piensan poco, solo lo necesario, son las que menos gastan energía, sin embargo esto no los exime de tener pensamientos negativos o positivos, aunque por lo general fluctúan entre los pensamientos neutros, que son los que menos energía requieren, estas personas van por la vida más ligeras y si necesitan pensar en algo, mejor lo consultan, pero la parte negativa es que si algo les sale mal, entonces no fue por ellos, fue por seguir el consejo de alguien más.

En cuanto a las personas que NO les gusta pensar, son muy parecidos a los vegetales, les da flojera, les cuesta mucho esfuerzo, evitan en la medida de lo posible hacerlo ya que representa un inmenso desgaste de energía. Por supuesto estas personas dejaran en manos de otras casi todas las decisiones de su vida.

Hay un libro famoso que se llama pensar es gratis, es para los que no les gusta pensar, les invita a hacerlo, pero la verdad es que pensar NO es tan gratuito ya que sí hay desgaste de energía, luego entonces hay que invertir esa energía de la mejor manera, pensar obsesivamente en algo es de lo más desgastante, sobre todo si no te lleva a solucionar algo.

¿Qué se puede hacer, cuando los pensamientos tormentosos invaden nuestra mente?

- Primero: que nada date cuenta, ¿qué estás pensando? ¿Qué tipo de pensamiento es? Obsérvate.
¿Son neutros, positivos, negativos? ¿Eres consciente para que sirve eso que piensas? ¿Te va a servir para resolver alguna situación o solo está girando en tu cabeza sin llegar a nada?

¿Eres consciente de cuánto tiempo le estas invirtiendo a determinados pensamientos?

- Segundo: quítale tu atención, si así, sin más ni más, cambia de asunto. Si lo logras tal vez en poco tiempo vuelva a tu cabeza ese pensamiento, de la misma manera cámbiale de nuevo, decide poner una hora diferente para pensar eso que te está consumiendo, probablemente hacerlo a las 2 de la mañana no sea la mejor opción así que mejor fija otra hora más conveniente. Esto no saldrá a la primera, recuerda que son hábitos y cambiarlos no es tarea fácil.

- Tercero: pregúntate cada vez que te descubras regresando a lo mismo ¿Es digno este pensamiento de que le dediques tu atención? ¿Vale la pena el tiempo y la energía que les estoy invirtiendo a este pensamiento obsesivo?


En tus respuestas estará el interés por poner en práctica lo anterior. Te deseo éxito.