Por supuesto, si hago fiesta, muchos, muchas me acompañan a la pachanga y lo disfrutan y gozan conmigo, lo cual está fabuloserrimo; sin embargo, esta cantidad disminuye en las tristezas y malos momentos o cuando se necesita un hombro para llorar, esto claro, ya no es tan fabuloso.... y desde luego está cantidad casi desaparece cuando se trata realmente de regocijarse de todo corazón al tenerse un logro y estar bien, estos ultim@s (aunque sean poc@s) sin duda son mis verdader@s amig@s.
Quienes en verdad me acompañan en el estar bien, en el sentirme alegre, quienes no se aburren o se desencajan esperando que les cuente que tengo problemas o me va mal o me siento triste, desolada y acongojada.
Como he llegado a este discernimiento? No lo se..tal vez ha sido fruto de experiencias positivas y negativas...he aprendido que hay a quienes como que les da flojerita escuchar cosas positivas, incredulidad o cero emoción de ver que uno este bien, sea feliz y ligera de equipaje.
Lo anterior es valido, es muy respetable y no tiene porque emocionarle a todo mundo mis emociones, ni alegrarles mis alegrías, ni mucho menos sentirse contentos por mis logros, luego entonces para no causarles disonancia cognitiva o romperle sus paradigmas y esquemas, a lo largo de la vida he optado tomar una sana distancia, decisión que no se contrapone a estar para tod@s aquell@s que así lo necesiten y me lo hagan saber.
Por lo pronto gracias a tod@s mis amig@s verdader@s, que no me cabe la menor duda son de calidad, gracias por estar y ser.