El Ego




Un científico que descubrió el arte de reproducirse a sí mismo tan perfectamente que resultaba imposible distinguir el original de la reproducción.
Un día se enteró de que andaba buscándole el Ángel de la Muerte, y entonces hizo doce copias de sí mismo. 
El ángel no sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplares que tenía ante sí era el científico, de modo que los dejó a todos en paz y regresó al cielo. Pero no por mucho tiempo, porque, como era un experto en la naturaleza humana, se le ocurrió una ingeniosa estratagema. Regresó de nuevo y dijo: "Debe de ser usted un genio, señor, para haber logrado tan perfectas reproducciones de sí mismo, sin embargo, he descubierto que su obra tiene un defecto, un único y minúsculo defecto". 
El científico pegó un salto y gritó: "¡Imposible! ¿Dónde está el defecto?". "Justamente aquí", respondió el ángel mientras tomaba al científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba consigo.

Todo lo que hace falta para descubrir al "ego" es una palabra de adulación o de crítica.


El ego está en nosotros, es parte de nosotros, da cada uno de los seres mortales que habitamos este planeta, todos tenemos ego, el detalle, es el tamaño de Ego que tenemos, el Ego que permitimos que crezca hasta alcanzar una proporción desmesurada.

El ego es como el estrés, es algo que ayuda pero fuera de control es tremendamente perjudicial.

El ego se convierte en un enemigo cuando es el que camina por la vida sustituyendo al SER.

A lo largo de mi vida, he caído en diversos momentos bajo su dominio, es seductor claro que sí, de pronto te gobierna y te hace creer que uno tiene una importancia más allá de toda proporción, te hace pensar que la felicidad se encuentra única y exclusivamente en las cosas materiales, que mientras más tienes eres mejor, que mientras más sabes eres lo máximo, te proporciona un sentido de superioridad malsano, que excede los límites de seguridad en uno mismo y en el talento, es un veneno que te enloquece.

Y ¿Qué es lo que sucede?, que la seguridad en uno mismo, que es algo bueno y recomendable, se convierte en arrogancia, soberbia y delirio.

El ego mal controlado, es esa voz interior que nos dice que somos mejores de lo que realmente somos, por lo tanto lo que realmente trae como consecuencia es desconectarnos del mundo, de los demás seres humanos, de esa interacción honesta y directa que nos ayuda a relacionarnos armoniosamente con los demás.

Tenemos un claro ejemplo a nivel mundial, el anaranjado presidente actual de los Estados Unidos, ese hombre que fue admirado por muchas personas algún día, por sus dotes de empresario y su programa de TV, (no dudo que aún tenga sus fans), pero que con el correr del tiempo, en su diario actuar como mandatario de una nación se ha visto de manera muy clara su poca o nula capacidad de relacionarse con los demás.

Al ego hay que aprender a dirigirlo antes que él nos dirija a nosotros.

Creo que queda claro que no estoy diciendo que no reconozcamos nuestras virtudes, capacidades y fortalezas, no estoy diciendo que no aspiremos a hacer grandes cosas, ni mucho menos que no tengamos ambiciones, lo que quiero decir es que no permitamos que el Ego se apodere de nuestro SER, haciéndonos creer algo que no somos y que solo nos aleja de los demás seres.

Lidiar con nuestro propio ego no es fácil, nada fácil, muchas veces los éxitos que tenemos en la vida nos inflan el ego, por eso no hay que confundir los síntomas del éxito con el éxito mismo, claro está también que esto se relaciona con la filosofía que se tenga del éxito o de la felicidad.

Por supuesto no ayuda mucho a este mundo actual la cultura, todo es mediático, cada día los jóvenes dependen más de la validación externa, el mundo construye y destruye la autoestima, esto último se enmascara con un ego engrandecido.

¿Cuál es el antídoto del Ego? La humildad.

Y no hay que confundir humildad con sumisión.


Pero eso es otro tema….


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